Crean un plástico biodegradable a partir de la cáscara del tomate

Los creadores de la iniciativa aseguran que su degradación se produciría en 90 días, a diferencia de otros materiales que tardan más de 500 años en realizar ese mismo proceso.

Hasta ahora, la cáscara del tomate ha sido vista como un simple desecho. Sin embargo, eso podría cambiar: investigadores españoles del Instituto de Ciencias Materiales de Sevilla, en colaboración con la Universidad de Málaga, están trabajando con este residuo para elaborar un plástico, completamente biodegradable. Este plástico sería un sustituto para elaborar las bolsas que se usan supermercados y tiendas, hechas sobre la base de químicos. También serviría para aquellos plásticos que se fabrican en base a otros alimentos, como maíz o patatas, pero no necesariamente con residuos, y que compiten directamente con los alimentos. “Toda la industria del tomate genera residuos que pueden usarse para la generación de los productos que necesitamos para hacer plástico. Se degrada un 70% en 90 días, frente al poliestireno de la carcasa de los huevos, que puede demorar 500 años”, señaló Inmaculada de Vargas, investigadora del proyecto, a Historias de Luz. (Ver video). Este plástico se obtiene horneando un compuesto de la piel del tomate que actúa como un envase natural que no deja escapar el agua natural contenido en este fruto. Tras este procesamiento, se obtiene un material que no deja ninguna huella de toxicidad a lo largo de su vida. Actualmente, se están probando distintos aditivos que alargarían o acortarían la vida útil de este plástico, para regular su duración y degradación. Esta característica le daría un valor añadido los envases fabricados con este material, ya que su caducidad podría ir ligada a la del producto reduciendo su huella de carbono. Se espera que el plástico esté en el mercado dentro de los próximos dos años.